Todo lo que sube tiene que bajar
Y tras rozar Machapuchare con la mirada y disfrutar del amanecer, nos deslizamos casi rodando por las empinadas lomas hasta alcanzar de nuevo High Camp. Lejos quedaba de nuevo el pico, imponente.
Allí nos separamos en varios grupos, y decidimos quedarnos a pasar la noche y salir pronto al día siguiente hacia Sidhing, una pequeña villa rodeada de arrozales y con un especial encanto.

Nuestros compas Arnau y Aran decidieron descender directamente y pasar allí la noche, y nosotros nos quedamos junto a Will, Vlad y Abhaya, disfrutando de diversas historias con un buen té caliente entre las manos.
El descenso hacía Sidhing al día siguiente fue vertiginoso. Acompañados por un grupo de guías y porteadores nepalís nos lanzamos casi en picado por entre los caminos de tierra y roca, rodeados de espectaculares zonas boscosas.

Llegamos exhaustos pero mereció la pena. Nos reencontramos con Aran y Arnau y contratamos un Jeep para realizar el resto del descenso y alcanzar Pokhara ese mismo día.
La bajada en jeep fue otra aventura, y hay videos que lo dejaron grabado para la posteridad (el domingo que viene los publico y ¡añado detalles!)
