Pashupatinath

Su nombre corresponde a la deidad nacional de Nepal, y es uno de los complejos de templos más importantes en la religión hindú, centro de peregrinaje, y reconocido como patrimonio de la humanidad por la UNESCO.
Es un complejo enorme, laberíntico incluso, lleno de templos y coronado por una pagoda principal dentro de una zona amurallada. Tiene cientos de años a sus espaldas y se nota, se siente en el ambiente.
En el templo se celebra uno de los festivales más importantes, Maha Sivaratri.
Queda a una media hora en bus, desde el centro de Kathmandú, cogiendo la línea circular que rodea toda la ciudad.
Cuando nos acercamos aún era media tarde, y desde la entrada pudimos observar a un montón de peregrinos y devotos, vestidos todos de blanco, cantando y danzando por las calles.

A los flancos decenas de monos asomaban la cabeza, acostumbrados ya a la algarabía, acompañados de turistas y locales.
Tuvimos tiempo para poder encontrar un camino alternativo, gracias a un grupo de jóvenes que nos guiaron, y pudimos acceder a la otra parte del río, desde donde se puede ver la ceremonia diaria mucho mejor.
Una ceremonia que resulta en una curiosa mezcla de dos representaciones, en cada lado del río. En una se celebra la vida, los monjes danzan al son de la música y del fuego, y en el otro las familias honran y despiden a sus seres queridos fallecidos recientemente.

El tiempo parece que se detiene y todo queda engullido por la oscuridad de la noche, dejando nuestra atención centrada en las piruetas y vueltas de los monjes y del fuego que baila a su alrededor.

Algunas personas tienden a la meditación, otras a la expresión corporal compulsiva, como una señora que se adelanta a uno de los promontorios y comienza a bailar, dando rienda suelta a su cuerpo, como si fuera otro quien la estuviera moviendo mediante hilos.
Al terminar, la gente se arremolina sobre los monjes para poder recibir bendiciones.
Y te quedas callado, ensimismado en cierto sentido.
Después, queda caminar de vuelta entre las luces vagas que refleja el río y que le da un mayor aire de ensoñación al entorno.
Y tras salir del complejo vuelves a la realidad, ¿o es al revés?